sábado, 24 de marzo de 2012

PASMO (de Manuel García Cienfuegos)

Dicen que Juan de Juni delante de Él no fue capaz de mirarle a los ojos. Que en el silencio del taller el Crucificado le hablaba a lo más profundo de su corazón. El escultor reaccionó recordando aquello de “Dios de Dios, luz de luz”. Y cuando abrió los ojos no pudo evitarlo: imagen, rostro, musculatura, sudario, posición, encarnadura, sangre… Las cuerdas se han tensado. Suena el crujir de la cruz al ser alzada. Los rostros se contraen. Suena un grito estremecedor en el Calvario “¿Por qué me has abandonado?” Una lanza traspasa su costado y… ¡Pasmo!
Por la ventana que hay en el muro izquierdo de la iglesia, frente a la reja tras la que las hijas de Santa Clara rezan, una luz tenue la atraviesa. Se oye un ligero murmullo de oraciones de vísperas. La luz se va posando sobre las imágenes, sobre los cuadros, sobre el interior, alumbrando la oscuridad sin apenas espantarla. Delicada luz en medio de la calma. Desde la reja de la clausura, la luz alumbra la libertad de unas mujeres que sólo viven por y para Dios. Viven en la contemplación, abrazadas, asidas, unidas a Cristo. Aquí todo se ofrece, nada se impone. Delicada luz en la iglesia del convento. Nada violenta la penumbra, ni los sentimientos, ni la dulzura presente o la fragilidad de lo cotidiano. Cae la tarde. La emoción y el silencio afinan la penetrante mirada haciendo que todo sea proclamado.
¡Pasmo! La cabeza caída, sus ojos, su boca, las huellas de las espinas de su frente. Habla el madero, la cruz que lo acoge ¡Pasmo! Carne amoratada, verdosa, cuajada de sangre, herida y traspasada. Sus pies, aquellos que anduvieron por encima de las aguas, expresan la tragedia, la angustia, el dramatismo, la rigidez, el martirio, el derrumbamiento, el desplome, la muerte.
La sagrada imagen preside la tibieza de un lugar hecho a la medida de las plegarias y los silencios de quienes se acercan a la roca que nos salva, al surtidor, al manantial de agua viva y fuente inagotable de salvación ¡Pasmo! Solo Él y nadie más.
¡Pasmo! Tus manos, tu costado, tus rodillas, tus heridas, tu desnudez… Luz, plegaria y silencio. Sí, el silencio de una fe que no se tuerce a pesar de las amargas esquinas de la vida. ¡Cuánta vida perforada, traspasada, zarandeada, agujereada, maltratada, despreciada, insultada, desprestigiada! ¡Cuántos amargos momentos en la vida! “Miserere mei Deus”. ¡Señor mío y Dios mío!
¡Pasmo! Un cuerpo desplomado desde hace más de cuatro siglos ¡Tantos, Señor! Tanto tiempo derrotando las escorias podridas de cuantos usan y toman tu santo nombre en vano. Tantos años pudiendo con la miseria sin amor de aquellos que se apropian sin merecerlo de tu nombre. Pero Tú puedes con todos. Tú eres más de los humildes, de los pequeños, de los débiles, de los desanimados, de los desesperados, de los despreciados, de los maltratados… Tú nos has salvado y liberado ¡Pasmo! Y expiró.
Salve, verdadero cuerpo,/nacido de María Virgen,/que fue inmolado en la cruz/por los hombres,/cuyo lado perforado/manó sangre y agua,/déjanos degustarte/en el trance de la muerte./ Oh dulce Jesús,/ Oh piadoso Jesús, Oh hijo de María. ¡Ave verum corpus!
Dicen que Juan de Juni cuando salía del taller sólo pensaba en Él, en sus clavos, en la cruz, en la madera, en su forma, en su anatomía, en la angustia, en el tremendo derrumbe de su cuerpo… Dicen que cuando comenzó a trabajar, cuando clavó la gubia labrando la madera, cuando salieron las primeras virutas; el maestro susurró una oración “de la misma naturaleza que el Padre…”. La muerte no es el final ¡Resurrexit Dominus! Santísimo Cristo del Pasmo, Alfa y Omega.




Manuel García Cienfuegos
                                        
                                        (Artículo publicado el 5 de Abril de 2008, en la sección “Los quehaceres y los días”, en el periódico Crónicas de un Pueblo)



(Desde la Dirección de este medio, invitamos a todos aquellos cofrades a participar en Nuestro Blog mediante artículos de opinión, fotografías,…, haciéndonoslas llegar a: nazarenoypiedadmontijo@hotmail.com )

No hay comentarios:

Publicar un comentario