martes, 26 de febrero de 2013

Artículo revista Semana Santa 1991


Cualquier hecho en el pasado constituye un hito en la historia que, analizado después, ofrece un interés cultural conectando el ayer con el hoy, como puente que une dos orillas transitadas.
            Se cumple este año el gozoso 50 aniversario de la constitución de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Piedad. Medio siglo es la edad madura de cualquier persona para hacer reflexión, realizar balance, corregir o conservar, progresar o anclar.
            Si esta Cofradía la forman personas, medio siglo de peregrinaje es tiempo valido para la reflexión y echar una mirada retrospectiva hacia el pasado, enjuiciándolo objetivamente, se una al presente y se saquen consecuencias.

SUS ORÍGENES
            Unos hombres que sufrieron el vápulo de la guerra civil del 36 deciden constituirse en 1941 para formar una hermandad, que tendría como protectora a la Virgen de la Soledad, símbolo espiritual de aquella zozobrosa angustiosa de sus experiencias personales. Después unirían a Jesús Nazareno portando sobre sus hombros el leño de la Cruz, como signo manifiesto de que cada uno hemos de llevar la cruz sin brillo de nuestras vidas con la resignación y valentía del Maestro.
            Con el tiempo, recibiría la Cofradía la advocación de “Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Piedad”, que saldría procesionalmente el Miércoles Santo, como manifestación de pública penitencia y para conmemorar la Pasión de Jesús.
            Además, consta en los estatutos de dicha cofradía que se celebrará un Quinario el 14 de septiembre a Jesús Nazareno y un Triduo a la Santísima Virgen.
            Los cofrades penitentes siguen vistiendo túnica negra con cíngulo morado, capuchón negro y guantes blancos.
            Aquel ramillete de hombres montijanos, como semilla fecunda de fervor cristiano, llenos de fe, dieron a luz a esta cofradía que hoy es fruto maduro y exponente vivo de una profunda religiosidad que los avatares de los tiempos no ha dejado mancha, sino que permanece fresca y lozana irradiando esperanza.
            Unos doscientos cofrades censados dan fe de cuanto decimos mas cuantos se adhieren como penitentes en la Procesión de Miércoles Santo.

VALOR HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE LAS DOS IMÁGENES
            La imagen de Jesús Nazareno se venera en la Ermita de Jesús, es del S.XVIII, de gran belleza artística y atribuida al granadino José de Mora. Viste túnica de terciopelo morada y ceñida con cíngulo morado. En su frente lleva corona de espinas y potencias en la cabeza. Carga sobre su hombro izquierdo con la Cruz. El rostro de Jesús refleja el inmenso dolor y sufrimiento de su Pasión, huella imborrable que impresiona al mirarlo.
            La imagen de la Virgen se custodia en el Convento de las monjas Clarisas. Se cree que es una talla del S.XVII. En su rostro se ve la amargura y el dolor que siente ante la ignominia que es víctima su Hijo.
            Esta imagen fue restaurada en la década de los sesenta y hoy luce manto verde, traje blanco y tocada por una corona dorada. Hoy es portada en hermoso paso con multitud de cirios.
            Al principio, los “pasos” eran portados por treinta y seis costaleros, a sueldo. Actualmente, son llevados por hermanos cofrades, como acto de fe y penitencia.

VICISITUDES A TRAVÉS DE LOS TIEMPOS
            En cincuenta años, es natural que la Cofradía haya pasado por momentos y buenos y menos buenos, altibajos lógicos de toda obra de hombres, pero no es menos cierto que siempre yacía ese rescoldo que, bien alimentado por cofrades entusiastas, resurgía con más fuerza y esplendor.
            Y es que cuando existe la Fe heredada de nuestros mayores y fomentada por la sincera convicción, es difícil que algo muera.
            Más en este caso que se persigue perpetuar la memoria de nuestra redención para poseer el Reino, que es el dominio del bien, la verdad, el amor sobre el odio, la mentira y el mal.
            Con este planteamiento, la Cofradía superó la crisis natural y humana, no exenta del influjo mundano, pero queda la secuela económica, como nube gris que empaña. Y esta dificultad, la de poder hacer frente a los gastos propios que conlleva la salida de la Cofradía el Miércoles Santo, los miembros de la Directiva tienen que hacer, no pocos años, de limosneros y correr con los gastos que se originan.
            Hoy, como en los primeros tiempos, la procesión es autentica manifestación de fervor religioso que convierte en templo nuestras calles. La labor de una directiva joven es proyectar a los demás sus convicciones, por eso se hace desde aquí una llamada para que retomen la antorcha los más jóvenes y sigan iluminando con la luz del Evangelio a nuestro pueblo que, a veces, parece sumergirse en la indiferencia.

NUESTRO AGRADECIMIENTO A LOS COFRADES FUNDADORES

            Como buenos sembradores, la semilla cayó en buena tierra y dio buen fruto. Lo que hace ahora cincuenta años surgió como sin medir las consecuencias porque quisieron manifestar así su religiosidad, hoy se sigue en el mismo derrotero y con el mismo espíritu de sus fundadores. Para ellos, nuestros agradecimiento: Francisco Antolín Rodríguez, José Luís Calero Molero, Fernando Sánchez Estévez, Hipólito Gragera Barragán, Pedro Acevedo Rodríguez. Ramón Leal Gallego, Luís Gragera G. Piñero, Francisco Gragera Tejada, Luís Jerez Gutiérrez, Juan Pinilla Pinilla, José Gómez García, José Lavado Sánchez, Manuel Antolín Delgado, José Ramón Vaca Bautista, Francisco Cuevas Delgado, Daniel Gallego Molina, Modesto Pinilla Porras, Guillermo Muro Bautista, José Alonso Sánchez, Pablo Sánchez Fernández, Casimiro Rubio Codes, Francisco López Sáez, Blas Pérez Carretero, Casimiro Moreno Gómez, Luís Alonso Sánchez, Antonio Carretero Bautista, José Fernández Marín, Luís Pinilla Pérez, Alonso Torres Martín, Toribio Bautista Thomas, Emilio González Vega, Francisco Alonso Rodríguez, Juan Bautista Thomas, Francisco Rodríguez Cavero,  Federico Thomas Núñez.
También queremos tener un recuerdo para quienes en tiempos posteriores lucharon sin descanso por nuestra Cofradía: Maruja Thomas Hernández, Marina Real Carretero, Mercedes Menayo López, Manuel Sánchez Martínez, Rafael Gómez Rodao, Francisco Hernández Arévalo, Antonio Perís Escribá, y los que nos han precedido en el signo de la fe y gozan de la presencia de Dios: Elisa Pinilla Porras, Emilio Macarro Rodríguez, Emiliano Gragera Tejada, Francisco Quintana Merino y Luís Molina Capote.

La Junta de Gobierno

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